Aspectos esenciales de la Ley 1/2019, de 20 de febrero, de Secretos Empresariales.

La presente ley transpone la Directiva (UE) 2016/943 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de junio de 2016 para incorporarla a nuestro ordenamiento jurídico, con el fin de mejorar la eficacia de la protección jurídica de los secretos empresariales contra la apropiación indebida en todo el mercado interior y completa la regulación establecida por la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal, desde una perspectiva sustantiva y, especialmente, procesal.

A través de veinticinco artículos distribuidos en cinco capítulos, una disposición transitoria y seis disposiciones finales, la ley define una serie de conceptos esenciales que son los que queremos, a grandes rasgos para evitar un texto demasiado farragoso, transmitir en este comentario.

Es cualquier información o conocimiento, incluido el tecnológico, científico, industrial, comercial, organizativo o financiero, que sea secreto (no generalmente conocido por las personas pertenecientes a los círculos en que normalmente se utilice el tipo de información o conocimiento en cuestión, ni fácilmente accesible para ellas), tenga un valor empresarial y haya sido objeto de medidas razonables para mantenerlo en secreto.

a) Descubrimiento o creación independiente.